Smonker, catacroquer, secador y caca

martes, 3 de mayo de 2011

Sólo eres un número.

Vas caminando por la calle... No, mejor, vas en un vagón del metro y durante el trayecto te fijas que enfrente tuyo hay dos especímenes de lo mas variopintos (No te sorprende porque es el metro y para desgracia de todos en el metro no hay derecho de admisión. No hace falta que discriminen a nadie por su apariencia, raza, religión, sexo o condición, simplemente habría que discriminar por el olor. "Yo es que  huelo mal de siempre", amigo mofeta, prueba con la ducha y el jabón que tu olor en nuestras narices nos jode mogollón). Pueden ser góticos, heavys, macarras, pijos, modernos, gays, lesbianas, la dama y el vagabundo, incluso un par de andaluces que queriendo vivir una aventura de modernos han entrado en el metro pensando que era un bar indie. Tú los ves a la pareja que sea y lo primero que piensas es que lo mejor para la raza humana sería que esos dos amorfos no siguieran con su noble linaje, reforzado por las numerosas bodas entre primos de sus antepasados, pero les ves tan felices que te resignas y te dices para ti mismo esa ley natural: Que mas da, Dios los cría y ellos se juntan.

Y todo te parece maravilloso porque esos dos tal para cual y a ti te da igual que sean felices, y se llamen bizcochito el uno al otro, o que les vaya el rollo sado. Pegan (los sado de verdad) y te sonríes porque piensas que el mundo está en equilibrio, que cada uno tiene lo que se merece. 

Sales del metro y te encuentras con algo que ya no te da tan igual... Un amorfo con una especie de modelo. Es automático, piensas: "O tiene la cartera llena o la tranca como la de una ballena" (para quien no lo entienda, las ballenas tienen un nabo enorme). No piensas que puede ser una bellísima persona o que tiene una gracia terrible el condenado, no, sólo ves el desequilibrio. Es curioso que cuando pasa al contrario (fucker con amorfa) el pensamiento es otro: Ésta en la cama debe hacerle de todo en la cama, hasta el helicóptero. "¿Qué es el helicóptero?" No lo sé, pero seguro que ella lo ha inventado y perfeccionado con el tiempo. Pero tras esos primero pensamientos superficiales y casi siempre acertados hay que profundizar en el sistema métrico decimal que todo lo sostiene.

Cada uno tiene dos características principales físico y carácter, con una puntuación entre 1 y 10 cada una. Se hace la media aritmética entre los dos valores y se saca tu puntuación. Esto no es exacto y se permite un margen relativamente amplio, pero no romper las tablas. Si eres un 6 por ejemplo, tienes que estar con gente entre el 5 y el 7, puede que incluso llegues a un 9 si eres alguien de puta madre/tengas pasta/ballenil. Hasta ahí está todo controlado ya que pueden no estar suspensos con suspensos, bienes con bienes o notables con notables. Se permite las clases medias sólo hay que evitar los picos. ¿Por qué hay que eliminar los picos? Porque se producen efectos mariposa. Un 3 masculino con un 8, obliga al 3 femenino con quien debería estar a tirarse lo que pueda, como un 6 en horas bajas. Ese 6 en horas bajas para resarcirse va a por un 9, pero ésta le tira, decide ir a por la amiga del 9, 7. Esta también le tira, como último recurso ataca a 4, que se hace la digna... Al final 6 se va sólo a casa. Humillado, indignado y fuera de si, escribe un tuit incendiario a una amigo egipcio sobre lo guarras que son las mujeres y ahí lo tienes, una revolución popular en el mundo árabe.


 El rollo de la persona suele ser bastante importante y puede desestabilizar a parejas con la misma nota. Son igual de guapos e igual de buena gente pero uno es comunista y la otra es del PP, parece que no va a funcionar. Andaluz con... Alguien no andaluz, tampoco, demasiado duro vivir en un sitio en el que no hay una semana de vacaciones por mes. Pijo que se cree macarra pero en realidad lleva puesto en ropa el doble de pasta que cualquiera en Pachá con Jenny su novia que estudia para estilista, parece factible hasta que el padre de Jonathan (Juan tercero de Rochester) le cierre el grifo. Un finquero, que va de montería en montería sin mancharse ni los zapatos de sangre porque eso no es acorde a su posición social con una moderna... Lo siento, ese tipo de finqueros sólo meren desprecio y una paliza, de esas que dejan secuelas toda la vida como una cojera o una cicatriz que duela siempre que llueva. Hay gente que supera el rollo del otro, claro, para esa gente se inventó el divorcio.

La conclusión es que nadie debería dejarse llevar por los números, deberían cumplirlo a rajatabla. Las excepciones para Hollywood, que lo de la pringada con el Quarterback está muy visto. Apuntad a lo mas alto salvo para los que sois del 5 para abajo, esos quedaros en casa y no nos jodáis al resto que ya está la cosa lo suficientemente jodida como para andar puteando a los que son mejores que vosotros.