Smonker, catacroquer, secador y caca

martes, 1 de noviembre de 2011

Excusas, excusas.

Un dilema moderno es qué hacer si alguien cercano te propone un plan de mierda (que puede ser desde un botellón a 5 grados bajo cero hasta tener que llevar a alguien al aeropuerto).

A primera vista ya se ve que lo verdaderamente terrible de los planes mierdescos no es la pereza que da hacerlos (que también), si no quienes nos los proponen: Familia y amigos. Es gente cercana, a la que quieres y mucho, por la que te meterías en cualquier situación con tal de ayudarles, pero por desgracia para ellos, en ese momento en el que te 'proponen' el plan coñazo, tus preferencias vitales han cambiado, y lo que mas quieres en el mundo es seguir en el sofá. No importa que las condiciones sean idóneas para beber en la calle gracias a una masa de aire caliente que proviene de África, o que no vaya a haber gente alguna en el supermercado pudiendo campar a tus anchas recolocando los alimentos en zonas distintas... En ese instante de proposición lo mas importante de tu vida es el sofá y crees profundamente que te debes a él por todos esos años de confort que le ha dado a tu espalda y posaderas a lo largo de los años. Nadie por la calle te va a pedir que le acompañes a la compra o que le acerques a Moralzarzal en 'un momento', eso sólo lo va a hacer  alguien con quien tienes mucha confianza... Entonces, ¿cómo hacer ver a alguien querido que te importa más la devaluación del peso colombiano qué su mierda de plan sin ofenderle?

Con excusas. Mentiras que requieren una cierta elaboración previa y que nos evitan el problema de dañar y de tener que hacer lo que sea. Las mejores son aquellas en las que reduces al absurdo el supuesto plan que te impide acudir al otro tan mierdesco. Son aquellas (precedidas de un 'es que...') como: 'Tengo un jabalí en el horno', 'Mi caballito de mar va a dar a luz y quiero estar presente', 'Creo que está nevando en Seúl', etc. No tiene respuesta posible ya que dejas claro con un tono amable, cómico y agradable que prefieres una sesión de acupuntura en los testículos antes que ese plan y encima no pueden enfadarse contigo ya que todo el mundo es capaz de entender que estás mintiendo. Se parece mucho al 'jaja' para quitar hierro de una burrada, pullazo o tirada de moto previamente escrita en un chat cualquiera.

Otras buenas herramientas de evasión que pueden usarse sin ningún problema son aquellas en las que usas "desgracias" de la vida que te han ocurrido con un cierta proximidad temporal para darle cierta consistencia a la excusa y que tenga parte de verdad para que a la hora de relatar te salga natural. Enfermedad. ¿Tuviste la tripa mal hace 5 días? 'Tío tengo la tripa mal otra vez, no se va el virus...' Si te preguntan qué te pasa, dices que tienes diarrea, ¿quién se va a atrever a decir que es mentira? ¿ha podido ir al baño contigo? ¿de verdad quiere discutir contigo sobre diarrea? No creo. Responsabilidad. Dentro del género responsabilidad hay dos variantes, cuidado de personas y responsabilidad laboral/estudiantil. La gran suerte es tener un niño pequeño cerca, hermano/sobrino/hijo, y claro, los niños pequeños no pueden quedarse solos en una casa, eso sería terriblemente peligroso... ¿Qué clase de monstruo diría que no cuides a un niño inocente e indefenso en una casa llena de peligros? ¡Nadie!. En lo que a trabajar o estudiar se refiere, es lo que te da de comer y con la comida no se juega.

Dejo para el final (directamente relacionada con la excusa de la responsabilidad en el trabajo), las excusas más ruines que justo coinciden son las mas usadas cuando vas a quedar con alguien y simplemente te da pereza. Son las excusas del Director de orquesta, con las que controlas el tempo (término musical). Aquellas en las que tomas el coges las riendas de la situación diciendo 'Luego te llamo', 'Hablamos a lo largo del día', 'Vamos viendo esta semana' para, obviamente, no avisar o avisar cuando ya no queda tiempo. Es cojonuda porque no existe ningún plan, sólo la idea de que puede haber un plan. Por ejemplo, viene una amiga de Valladolid a pasar un día a Madrid y tú le dices que le haces compañía para que mate el tiempo hasta que se vaya por la tarde, añadiendo al final 'Te llamo a la hora de comer'. Da igual no contestar o hacerlo a las 7 de la tarde con un 'Se me ha pasado, al final no puedo...'. Ya has hecho la 3,14. Suele ser mejor, aunque no lo parezca, tener un jabalí en el horno.

Para que las excusas funcionen tienes que ser inteligente, pero tampoco mucho, nivel mono de intelecto medio en un laboratorio de prueba de cosméticos. Si dices que no vas a poder ir a una fiesta porque estás cansado, luego no subas en una red social que la noche fue cojonuda. Elimina pruebas o si no se pueden eliminar, no las saques a la luz. Parece que las excusas son malas, pero son el mejor invento jamás usado por un español si bien no hay que despreciar el placer de decirle a alguien: 'No, no me apetece un culo', en especial a aquellas personas que te ponen en compromisos del rollo solidario o que se aprovechan de la confianza. Zurriagazo a la boca, por preguntar.

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