Smonker, catacroquer, secador y caca

miércoles, 11 de agosto de 2010

Artistas.

Hay algo que en España se nos da mejor que al resto de países del mundo, además de todos los deporte, juegos de beber y en definitiva cualquier cosa, incluso los andaluces son los mejores en determinadas materias como sacarse fiestas de una semana de la manga. ¿Cuál es nuestra mayor cualidad como españoles, rojo, azul o arcoíris? Cotillear.

Cotillear es la narración de una historia, ajustada a la realidad o no (de hecho es mejor no ajustada) de un suceso (turbio a ser posible) acontecido a una persona conocida o desconocida, a cualquiera que quiera escuchar. Aunque es un plus fusilar a alguien conocido.

Con las historias hay un problema, evolucionan según el número de veces que se cuentan. De la versión real, contada de manera fiel la primera vez, a la última versión, la definitiva y por lo tanto la más jodida, hay lo que se llama el efecto Picasso/Miró/Dalí. Consiste en escuchar una historia que sucedió de verdad y gracias a la visión distinta del mundo del pintor de turno, pintarla de una manera completa y radicalmente opuesta. Un ejemplo práctico. Lo que pasó realmente. Jaimito entró a la tienda de chucherías solo. Decidió una bolsa de chucherías por valor de un euro. Contó meticulosamente cada gominola, cada regaliz, cada chicle. Al acabar de llenar la bolsa, decidió revisar el número de dulces para comprobar si su cálculo mental era correcto y coincidía con el valor real de su bolsa, y así fue. “1 euro la bolsa, perfecto” pensó. Puso un billete de 5 euros sobre el mostrador, seguro de recibir 4 euros para los hielos del botellón de esa misma noche (así son los niños de hoy en día, intrépidos, y precoces, queriendo experimentar nuevas sensaciones). Pero que ingrata sorpresa, al recibir 3 euros de cambio. Jaimito de manera acorde a los modales actuales de los niños de hoy en día dijo: “Hijo de puta, me estás tongando 1 euro”. El dependiente atemorizado por un posible navajazo, decidió volver a contar el número de chucherías, para, al final, darle la razón a Jaimito y devolverle el euro. Lo que cuenta Paco, padre de Jaimito, a un Miró(ahora explicamos quienes son los Miró), que ayer a su querido hijo, un dependiente cobró mal, de manera totalmente premeditada a Jaimito y este con gran educación pidió que por favor volviera a calcular el valor de la bolsa, cosa que al final pasó. ¿Qué cuenta un Miró? Ayer a Jaimito casi le viola el dependiente de la tienda de chucherías de su barrio. El dependiente intentó cobrarle de más, para luego ofrecerle que pasara tras el mostrador y así llevar a cabo sus maléficos planes de carácter sexual y lascivo. Los personajes son iguales, la historias… no. El truco está en poner las orejas donde están los pies, quitar un ojo de aquí, poner un seno (la función matemática) por allá, una línea amarilla que tache la historia, que el cuerpo sea un círculo, un par de formas curvilíneas etc. Es interpretar la realidad como te brote, con la imaginación e inspiración a máximo rendimiento para conseguir una historia mucho más sangrante. ¿Qué quien te contó la historia dice que no era así? Tú responde que es como la habías entendido.

Existe gente que cuentan las historias tal y como sucedieron, puede que con alguna pincelada personal, pero por lo general se les considera hiperrealistas. Pero los tres grandes perfiles de pintores de historias son: Picasso, Dalí y Miró. Asumiendo que todos contamos historias, con mayor o menor imaginación y de manera más o menos habitual, ¿Quién no conoce un cotilla por excelencia? Un Miró o arpía. Es aquel que cuenta la historia de una manera distinta, sin tener en cuenta a quien, ni cómo afectará ese cuadro a los protagonistas o sabiendo que va a liarla lo hace con más gusto. Su motivación es hacer daño, mejorar su arte pintando, viendo sus límites y hasta dónde puede llegar. Su único objetivo es conseguir una historia retorcida, donde cuanta más gente quede humillada mejor. Este símil no se corresponde con el verdadero Miró, gran artista de cuadros que nunca entiendo. Un Picasso, es aquel que le encanta cambiar las historias, pero sabe pintar de manera hiperrealista. Cuando una historia es potente por sí misma, no la toca, sólo lo hace en caso de falta de fuerza o interés. Intenta no hacer daño, cosa que pocas veces consigue, su objetivo es entretener. Insinúa, nunca afirma tajantemente. Pone una cabeza de toro, con sus buenos pitones, en el cuerpo de un hombre. Pone el cuerpo de un zorro y la cabeza de una mujer, etc. Luego le preguntas: ¿Es verdad que Fulano estaba hablando con Paula (novia) a muerte? No lo tengo muy claro… Puede que yo fuera borracho… Vamos, tira la piedra y esconde la mano. Tampoco tiene nada que ver este símil con el verdadero Picasso, ni con nadie con su apellido, de hecho la Picasso que he conocido es una de las mejores personas que nadie puede conocer. Un Dalí es quien no se entera, ve el mundo de manera distinta. Su cabeza piensa en otra frecuencia. Le cuentas algo y aunque no quiera, lo cambiará en el momento. “¿QUÉ SE METIÓ DESNUDA EN TU CAMA?”. Tú habías dicho que ella estaba en el mismo cuarto vestida de monja de clausura… “Ahhh”. Los Dalí son gente entrañable, nunca buscan contar algo a malas, cuentan aquello de lo que se enteran. Ni más ni menos, aunque suele ser menos. Dalí era un genio, loco, pero un genio. Luego están aquellas personas que saben cosas de los demás antes de que pasen, pero no se enteran de nada de lo que les sucede alrededor. Son los cotillas profesionales. Saben tus suspensos, decimales incluidos y los de toda la clase, toda posible desgracia que hagas o te ocurra, el número de hijos que tendrás, la droga que tomarán, pero no consiguen enterarse que su novio se está tirando a un jovencito llamado Pedro. Ya se sabe que en casa del herrero, cuchara de palo.

Nos encanta escuchar historias, dejarnos influir, comentar y machacar esa mism historia durante días, incluso añadir nuestras propias pinceladas. Pete Doherty es adicto a las drogas, eso está probado. Zurraba a Kate Moss, toma triple y pincelada. Es mucho más interesante así, no hay duda, de hecho cada vez que salga el tema Doherty dirás: “Según me contaron, también zurraba a Kate(amiga de verano de toda la vida) Moss, no es seguro, pero ¿a qué le pega todo?”. Hablamos de nuestra familia, de nuestros amigos y hasta de gente que no conocemos, en especial de los famosos. Como sí les conociéramos. Sandra Bullock, tiene pinta de buena gente, pobrecilla... No se merece que su marido motorista, lleno de tatuajes y que parecía tan buen chico (típica descripción de buen chico) se acostara con una motera llena de tatuajes… Sabemos que el marido motorista es un cabrón por poner los cuernos pero ¿Cómo sabes que Sandra Bullock no es una mala pécora? Porque le han puesto los tochos y porque un día leí una entrevista suya y parecía buena gente. Eso objetivo, objetivo no es… O Megan Fox que tiene una cara de estúpida, guarra, mala y sifilítica, ¿Por qué no va a ser , inteligente, decente, buena persona y estar sana?. Ya, pero le pega todo.

Hay que contar las cosas como pasan, a lo Iñaki Gabilondo, un cachondo. Explicas lo que pasó: Jaime se lió con Astulfa y luego metes tu opinión siempre objetiva, para defender a quien quieras. El objetivo del cotilleo ha de ser mejorar la imagen de tus amigos e intentar no hacer mucha sangre de lo que le pasa a los no amigos… Pero es tan divertido…

2 comentarios:

  1. Mira que llevar 15 años (toooooma) casado con bullock y pegarsela cn una motera tatuada o mas bien un orco...que desgraciado..jajajajajaj

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  2. me encantan los miró. son los mejores y los que mas juego dan.

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