Smonker, catacroquer, secador y caca

lunes, 8 de noviembre de 2010

Bebercio.

En un frio pueblo de Rusia vivía Vladimir. Era joven cuando bebió su primer trago de alcohol. Una tarde cogió una botella de vodka de manera furtiva y se sirvió un vasito mientras le temblaban las piernas ante esa gran fechoría que su madre le había prohibido expresamente. Cuando se quiso dar cuenta iba borracho. Eso mismo le pasó cuando empezó a salir con su primera novia, era la versión borracha de sí mismo sin beber.

Porque mujeres y alcohol son dos cosas que suelen ir unidas, y que producen al fin y al cabo los mismos efectos.

Por eso animo a beber, aunque con moderación. Al principio siempre es divertido, te sientes raro, no controlas, ni te das cuenta de todo lo que haces, mucho menos del constante ridículo en el que te conviertes, para eso es bueno tener un amigo sobrio que te recuerde al día siguiente todo lo humillante (para tu propia imagen) que dijiste e hiciste. Tú no querrás creerle, de hecho intentarás negar esos sms que enviaste, esas frases que te escuchó decir por teléfono, ese mote que se te escapó… Aunque tampoco pasa nada, todos hacemos gilipolleces cuando bebemos, y lo mejor es que cuando vas borracho te da igual. Nadie se salva de emborracharse alguna vez.
 Si eres primerizo puede que hayas empezado a beber cualquier cosa y claro, puede que te dé un coma etílico. No es culpa tuya, te dejaste llevar, no sabías lo que podía pasar y al final acabaste en el hospital  escarmentado, con tus padres diciendo: “Te lo dijimos”. Pero vas ganando experiencia, resacas, y con el tiempo, empiezas a saber dónde está tu limite y a intentar beber sólo cosas buenas, algo nada fácil. Todos queremos beber un golden label, un poco de Hendrix, pero no es lo normal conseguirlo. Poca gente tiene la suerte de poder tomar cada semana una copa que parece orinada por los ángeles del cielo. Intentas beber esas marcas porque no dan resaca, te levantas mejor de lo que te acostaste y encima con ganas de más, parece que no puedes cansarte de beber algo que te gusta tanto.

Bien es cierto que hay cosas que con sólo verlas piensas: “Mañana moriré”. En cuanto lo pruebas confirmas que sabe mal y a la mañana siguiente que sienta peor. Otras te dejarán frio, podrías haberte evitado la de la discoteca, pero bah, te dio energía para acabar la noche. Y por último está lo que te hacer querer repetir. Es un problema cuando bebes algo increíble en una fiesta o copas puntuales, y no puedes volver a repetir, porque durante bastante tiempo el resto del alcohol del mundo te sabrá a culo. Pero, como consigas repetir… Cada vez que lo hagas te agarrarás una cogorza impresionante y será increíble, ahí la gracia ¿no?. Aunque no hay que olvidar que el alcohol tiene dos problemas enormes, que se dan siempre, sea cual sea la calidad de lo que se bebe: Las resacas y el alcoholismo.

La resacas pueden ser mínimas, malas o aquellas que parece que tu propio cuerpo te odia. Ya al llegar a casa y meterte en la cama sabes más o menos como te vas a levantar al día siguiente. ¿No da vueltas la cama? Bien. ¿Da vueltas la cama y has tenido que sacar el ancla al suelo? Malo. ¿Has sacado el ancla y aun así parece que el sistema solar está en tu dormitorio? Prepárate para un Vietnam jodido contra tu cabeza. Se puede saber si el alcohol que bebes te sienta bien o mal por las resacas. Si te dura dos días y es cada fin de semana, tío estás bebiendo veneno. Pero no hay que olvidar que hasta el mejor de los licores puede darte un resacón, es inevitable. Y aunque a veces la resaca te deje tan jodido que digas: “No voy a volver a beber”, créeme, no hay resaca tan jodida como para volverse abstemio. Son inevitables, porque de momento nadie ha conseguido el anti-resaca definitivo. La mayoría de los remedios que funcionan son cosas como: 1,2gr de Ibuprofeno, beber 2 litros de agua, vomitar antes de ir a dormir, etc. Mierda para el cuerpo vamos.

Por último está el alcoholismo. Hay gente con fuerza de voluntad que no deja que el alcohol controle su vida, pone límites a su propio consumo y si ve que le obliga a hacer cosas que cruzan la raya… Lo deja. No todo el mundo es así, hay gente sin fuerza de carácter. Ves que tu amigo poco a poco sale menos, prefiere quedarse en casa con la botella. Cuando va al plan de colegas se lleva siempre la petaca, aunque sea una pachanga de fútbol. Te encuentras a sus padres por la calle y te comentan que están preocupados. Hasta que un día decides hablar con él. Le comentas tu impresión, como se ha alejado de todos y como la botella le está chupando la vida (sólo vive por y para ella). Él empieza con la negación, se justifica, no lo acepta…(sois vosotros, bla bla bla) Vas sacando hechos irrebatibles y poco a poco pasa a la aceptación. Empieza a reconocer que el alcohol le tiene enganchado, hasta que al final pide ayuda. Será un proceso duro pero lo superará, a veces recaerá pero déjale, es débil de carácter. Duele ver a un amigo perdido pero hay veces que si no puedes vencerle, únete a él y pilla una botella.

Aquellos dicen que se lo pasan mejor sin beber… Son aquellos que también dicen que no han sido ellos los que se han rajado en el ascensor (y erais 2). Lo dicen porque no se han pillado un buen pedo nunca… Hablan desde la ignorancia, pobres. Abstemios del mundo, una copa no hace daño a nadie. Ayuda para que podamos beber todos que nos gusten cosas distintas. Lo que para ti es un Don Simón para cocinar, para otro puede que sea la Ginebra mejor destilada del mundo.

Cuidado con un par de cosas: Las botellas que un amigo no se termina. Hay que pedir permiso para recogerla en caso de que la tire a la basura. Y las botellas de vino que llevan mucho tiempo en la bodega (las tienes desde hace tiempo, pero siempre te ha apetecido darle un trago) ten cuidado cuando la abras, puede que esté “picada”. Por cierto, el alcohol es inflamable.

1 comentario:

  1. Con dos cojones tio, me sorprende que sigas haciendo símiles con las mujeres...empieza a oler a machismo...me equivoco?

    ResponderEliminar