Smonker, catacroquer, secador y caca

lunes, 4 de octubre de 2010

Hagan sus apuestas.

Llegas al casino, has dejado tu sucio y viejo coche (cagadas de paloma incluidas) en el aparcacoches. "Con cuidado, es un clásico" le dices a Mario, el aparcacohes. Vas del rollo zumbado, solamente con el dinero que pretendes pulirte esa noche saliendo. La ruleta aparece ante tus ojos, no esa en la que apuesta mínima es de 2.5 euros, la de los ludópatas. Decides que te vas a jugar la noche en una tirada, pones las fichas y la esperanza de no perder todo el dinero que tienes ese día al rojo. Según empieza a girar la ruleta sabes que la has liado...

Tomar un riesgo tiene su dosis de adrenalina. Ese subidón que te da tras hacer algo que no sabes como te va a salir cuando te la juegas en algo importante, es tan divertido como jodido, las dos cosas al mismo tiempo. Son necesarios, de hecho mucho más que las verduras. Nadie puede saber como irá tu liada particular, tú sólo sabes que estás tenso y que quieres que se acabe. ¿Cómo es un momento "¿Qué he hecho?"? Un par de ejemplos.

Examen de una materia complicada que no te ha dado tiempo y a la que debes presentarte. Tú has decidido hacer una quiniela, pero no una cualquiera, de 400 páginas te sabes las 20 que crees más importantes. Llegas al aula relativamente tranquilo un par de guiños por aquí, el gesto de la pistola con la mano, ¿Qué es lo peor qué puede pasar? ¿Qué suspendas? Ese riesgo parece asumido ¿no?. Hablas con la gente, te ríes, matas el tiempo hasta que te sientas y el profesor dice que va a repartir el examen boca abajo. Desde el momento que empieza a repartir hasta que das la vuelta al examen y lees las preguntas, eso es un momento "¿Qué he hecho?".  Es aplicable al trabajo, te mandan hacer un trámite o tarea importante, tú para quedar mejor y demostrar tu iniciativa lo haces según el criterio que te brote en ese momento. Desde el momento que lo acabas de hacer hasta que te llame the boss estás en un momento "¿Qué he hecho?".

Cuando intentas saltarte algo, evitar pagar o liarla. Ves a la policía y vas en tu coche, da igual que no hayas hecho nada aunque mejor que no vayas pedo, ya que estarás pensando a ver si te paran, con el consecuente gesto de estar buscando una emisora de radio o hacer que colocas el espejo, parecer normal es tu objetivo (porros o botellas abiertas por el coche no favorecen la normalidad). Puede que estés en un país como Alemania, donde son tan confiados que en el metro no hay ningún tipo de medida para forzarte a pagar, te subes y a dar vueltas por la ciudad de turno. Eso sí, ves a alguien con gorrito o pinta de revisor y se te para el corazón.

Pero el momento "¿Qué he hecho?" por excelencia es siempre con alguien que te gusta. Has tonteado, jiji jaja, todo muy divertido, con su emoción pero sin ninguna presión. Pero ese pasito hacia delante, ese gesto o frase comprometedora donde te delatas y que tras hacerlo te cagas vivo, eso es un subidón. El momento antes de que te "contesten" a tu acto de confesión roza el ataque al corazón, intentas disimular la cara de soplapollas que estas poniendo o por lo menos minimizarla, mientras el tiempo se vuelve eterno por lo menos. Y ella te contesta... Who knows? ¡Quien no arriesga no gana! Y aunque salga mal... como mola apostar a algo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario